viernes, 3 de agosto de 2012


CASAS CLF/ESTUDIO BABO



El lote dónde se ubica el proyecto, se encuentra en una calle residencial de baja densidad del barrio del Once, a unos 400 metros del boulevard principal de la Villa. A pesar de la aparente centralidad del emplazamiento, predominan por un lado las viviendas unifamiliares aisladas, de pequeñas dimensiones y no alineadas, y por el otro, lotes sin actividad alguna, o pertenecientes a unidades de propiedad mayores. Estas características, sumadas al ripio compactado de la calle, a la ausencia de vereda, mobiliario o farolas y a la gran profusión de árboles, le confieren un carácter muy poco estructurado y escasamente denso. Un cambio reciente de la normativa para la zona pretende modificar esta situación, densificando el tejido, pero sin llegar a plantear la configuración de un corte de calle urbano. La nueva norma es muy estricta en cuánto a la definición de los envolventes exteriores, los materiales y colores a usar y las pendientes de las cubiertas. También permite e incentiva la tipología de viviendas apareadas.

El encargo plantea el proyecto y construcción de tres unidades de vivienda en hilera, de dos plantas cada una. El programa a cumplimentar se compone de cocina, lavadero, estar, comedor y toilette en planta baja y dos habitaciones y baño completo en la planta superior. Se incorpora un patio en cada una de las tres viviendas para enriquecer la conectividad visual y para esponjar la planta baja, permitiendo así ajustar las alturas para el cumplimiento del programa y de la normativa. También se decide escalonar las tres unidades, liberando uno de los costados de los patios en todas ellas. Con estas dos operaciones se pretende, por un lado, garantizar un mayor y más homogéneo asoleamiento de las tres viviendas y por otro, minimizar el impacto visual que tendría, en el entorno inmediato, una fachada continua de semejante altura y longitud. También, e indirectamente, se consiguen una mayor privacidad de las expansiones naturales de las viviendas, y la redirección de las visuales de las salas de estar al noroeste, evitando así el fondo de la vivienda del lote lindero. En cuánto a la lectura formal del conjunto, se trabajó para articular volumétricamente las tres viviendas, procurando que se entendiese cierta unidad en la operación; se aprovecharon los planos inclinados de las cubiertas como planos compartidos y vinculantes. De esta forma se produce la segunda articulación formal que define el proyecto, en el plano vertical, a nivel de volumetría.

Uno de los desafíos que presentaba la construcción del proyecto era concebir el casco enteramente en madera, cerramientos, terminaciones y estructura. A pesar de la profusión de este material en el sur del país, el escaso conocimiento especializado y la poca presencia de una industria de productos derivada, circunscriben su uso a la elaboración de elementos estructurales aislados y de revestimientos interiores y exteriores, presentando muchas veces patologías derivadas de su mala aplicación. Se optó por considerar un sistema integral usado en Noruega, basado en las indicaciones y experiencia del Norges Byggforskningsinstitutt  (Instituto de Investigaciones de la Construcción de Noruega) y adaptarlo a la realidad climática (mayores temperaturas, lluvias más intensas, menor acumulación de nieve), física (necesidad de cálculo sísmico estructural, distinto tipo y calidad de maderas) y humana (mano de obra no especializada, necesidad de armar un taller en obra) de Argentina.

La eficacia del sistema, más allá de concebir el propio cerramiento como estructural, con el ahorro conceptual y material que esto implica, se basa en permitir completar una cámara de aire controlada y constante en toda la envolvente del volumen, que garantiza siempre la aireación de la madera. De ésta forma se evita la pudrición y la formación de hielo en las capas superiores, lo que prolonga exponencialmente la vida útil del material. También permite tener una capa considerable y continua de aislación, anulando todos los puentes térmicos (todas las carpinterías portan vidrio doble) y asegurando así el confort interior con un considerable ahorro energético. El sistema de calefacción se confía a un piso radiante y a una salamandra de alto rendimiento, ubicada estratégicamente. Se reduce la paleta de materiales y colores a los negros, blancos y maderas; revestimiento exterior de ciprés pintado negro y modulado en función del espaciado de la chapa acanalada del techo, también negra; paramentos interiores blancos, pisos graníticos negros en planta baja y entarimado también de ciprés en el superior; las carpinterías todas en ciprés natural.

El objetivo fue el de trabajar un programa de viviendas en hilera, analizando las potencialidades que presenta esta tipología en lo referente a la apropiación física del terreno, y a las relaciones formales y espaciales que establecen las distintas unidades entre ellas. Abordar la materialización del proyecto desde el detalle, desde la adaptación de un sistema constructivo propio de otra realidad material. Estudiar su implementación y su pedagogía sobre el terreno para lograr trascender la intención y el dibujo.

miércoles, 1 de agosto de 2012



SUNWELL MUSE KITASANDO/ TAKATO TAMAGAMI


Este es un edificio para la producción de productos textiles y su comercialización, que se encuentra en un terreno de esquina en el barrio de Harajuku, en Tokio.

El cliente se ha centrado en el negocio de la ropa femenina, por lo que el concepto de diseño del edificio es una metáfora de la belleza femenina, adecuándose a su identidad corporativa. Es así como se diseñaron dos muros curvos que dominan todo el espacio.

Estos dos muros forman una ruta de acceso directo que conecta las dos calles que se encuentran en esta esquina y que se destaca a través de su revestimiento de madera oscura, contrastando con el hormigón de los muros.

Este camino -que se parece a un estrecho callejón- lleva a los visitantes dentro del edificio, a la sala de eventos en el subterráneo y las salas de exhibición en los niveles superiores.

Las formas curvas caracterizan su imagen exterior, y no sólo puede verse en la fachada, sino también en los espacios interiores de cada planta.





CAN MANUEL D'EN CORDA/MARIA CASTELLO AND DANIEL REDOLAT



La intervención se emplaza en una parcela de naturaleza rústica de 19.060 m2 de superficie que pertenece la venda del Cap de Barbaria, en la zona oeste de la isla de Formentera. Las preexistencias más significativas que se han mantenido y potenciado mediante el proyecto son un pequeño bosque de pinos y sabinas ubicado en la zona de poniente de la finca, así como la casa vieja de Can Manuel de’n Corda, que responde al esquema tipo de la arquitectura popular doméstica desarrollada en Formentera entre finales del siglo XVIII y mediados del siglo XIX. La volumetría sencilla del cuerpo principal con cubierta inclinada a dos aguas y orientación sureste, así como su arraigo en el paisaje a través de los muros de piedra seca de factura tradicional, ponen de manifiesto la vinculación de esta tipología de edificación con las explotaciones agrícolas junto a las que se encontraban.

El extenso programa funcional que condicionaba la obra ha sido dispuesto de manera que, aunque agota los parámetros urbanísticos permitidos por el planeamiento vigente, éste desvirtúe en el menor grado posible la casa preexistente y, paralelamente, disponga su volumetría de forma que tenga la menor presencia posible desde el frágil entorno inmediato. Esto ha sido posible gracias al uso de una volumetría fragmentada en planta baja en disposición no ortogonal, decalada en sección media planta respecto al nivel de la casa payesa, adaptándose a la topografía, así como manteniendo intactas las fachadas más características de este modelo arquitectónico (fachadas sureste y noroeste, donde se encontraban todas las aberturas originales). De esta manera se recurre a los testeros que en origen eran ciegos (fachadas noreste y suroeste) para realizar las conexiones a las piezas de nueva creación, así como para materializar las nuevas oberturas que permitan un mejor aprovechamiento de la luz natural

A pesar de que se ha mantenido el acceso principal a la vivienda con su orientación sureste, a nivel estratégico la nueva vivienda da la espalda al camino con el que limita la parcela por el lado de levante, pues es bastante transitado. De este modo la ampliación de la vivienda busca las mejores visuales hacia el noroeste, desde donde se divisa el islote de Es Vedrà, que tanto caracteriza el skyline meridional de la vecina isla de Ibiza.

En la casa original se han mantenido las estancias de carácter público (estar, comedor, cocina y terrazas), mientras que en la planta baja de la ampliación se han concentrado los dormitorios y en la planta sótano estancias de servicio (lavandería, bodega, despensa, etc…) y recintos técnicos.

De la volumetría de la ampliación destacan las visuales que atraviesan la edificación a través de los intersticios entre los diferentes módulos de geometría ortogonal que configuran las 4 habitaciones con baño de la planta baja. De estos intersticios el más importante es la transparencia que existe en el contacto entre la ampliación y la vivienda tradicional. Este contacto sutil ayuda a clarificar los límites de cada edificación.

Los citados intersticios transversales se reproducen en la planta sótano, generando patios de iluminación y ventilación que dan calidez a las estancias inferiores a la vez que transforman la manera de relacionarse con el entorno.
La cubierta plana de la ampliación es practicable en un solo punto como solárium-mirador desde una escalera exterior.

A nivel material, la propuesta se ha formalizado con una reducida paleta de materiales. Destaca el espacio interior de la vivienda tradicional, donde se han mantenido vistos los cerramientos originales de piedra del lugar tomada con mortero de cal, revestidos parcialmente por una nueva envolvente de paneles verticales que alojan las instalaciones y la iluminación indirecta en el espacio de 5 centímetros que los separa.


En la planta baja, los pavimentos interiores y exteriores en terrazas son de hormigón pulido, cuyas juntas de dilatación responden a las directrices de organización de los diferentes módulos, oberturas, mobiliario de obra, etc.
La carpintería exterior es de madera maciza de iroko, al igual que las vigas del fojado de la casa tradicional. La carpintería interior es de tablero de DM hidrófugo lacado en blanco.

En el estar se ha ejecutado una nueva chimenea mediante chapa de acero de 10 mm de espesor. La cocina y los baños se han revestido con microcemento de acabado similar al pavimento. Los muebles bajos de la cocina se han ejecutado con tablero marino revestido con madera de iroko, mientras que el estante intermedio que conecta con el módulo de la campana es de tablero DM lacado en blanco.
En la zona de la ampliación, los forjados inclinados de las habitaciones se han dejado sin revestir, en hormigón visto. También en los dormitorios, las camas, cabezales y armarios se han ejecutado en obra, como una parte más de la arquitectura.

Las pérgolas exteriores son de estructura de acero lacada en blanco con plementería de caña que tamizan la luz natural.
El vaso de la piscina está revestido con microcemento de acabado muy similar al de los baños y cocina. La tarima que rodea la piscina es de madera de iroko.

En la planta sótano, el pavimento es de piedra caliza natural “capri”, colocada a 1/3 según las diferentes directrices de los módulos de las habitaciones.
Los patios de iluminación de la planta sótano, así como las cubiertas planas no practicables están acabados con grava ocre obtenida de triturar piedra caliza local.

La selección de mobiliario incluye clásicos del diseño mediterráneo como los sillones Torres Clavé ó la luminaria Cesta de Miquel Milà, del mismo modo que sillas tradicionales de esparto realizadas por artesanos locales y mobiliario diseñado a medida realizado mayormente en madera de iroko con acabado natural.

La adaptación de la topografía para generar los accesos, contención de tierras así como jardineras, se ha realizado con chapas de acero corten de 10 mm de espesor.
A pesar de haber conservado una parte importante de la vegetación preexistente en la zona de la intervención, se ha cicatrizado la herida en el territorio generada durante el proceso de obra mediante vegetación autóctona, que necesita de poco mantenimiento.